martes, noviembre 14, 2006

El adios definitivo a Palazuelo

Nunca antes habíamos tenido tan clara una idea. Nunca un terreno había reunido tantos puntos a favor. Nunca una comarca reunía tantos ingredientes imprescindibles y nunca íbamos a estar tan en el centro de todo. Pero un factor fue determinante para que la decisión fuera única, fulminante, decisiva y definitiva. El progreso es a la vez vida y ruina del campo. La tranquilidad se desvanece bajo las ruedas de la comunicación, bien por el asfalto o por raíles de Alta Velocidad.

De Palazuelo guardamos el recuerdo de un sitio con una magia inigualable. Bañado por un río y un pantano, rodeado por bosques de robles y cohabitado por la fauna salvaje más estimulante, lobos, zorros, jabalíes, corzos, ciervos y cientos de aves, roedores, reptiles e insectos. Una flora multicolor y una claridad cegadora del sol castellano occidental. Allí permanece y seguirá, para que vayamos de visita siempre que se pueda, y os animamos a que lo descubráis con los mismos ojos que pusimos nosotros para invertir nuestro truncado futuro zamorano.

Las fotos hablan por sí mismas, de la magia de los rincones, de la amplitud acogedora del valle, de los cielos iluminados y del brillo de un paisaje que habla de mil colores y contrastes. No más poesía, sólo imágenes que lo dicen todo. Adios Palazuelo, adios.